Según lo que dicen las voces de los años y las voces de los años de las personas no soy mala tipo.
Por lo que veo en fotos (me ayudan a recordar lo que el cerebro no puede) no fui un hombre de mal aspecto.
Siempre di todo sin importar absolutamente nada lo que podrían llegar a darme y gracias a eso he ganado más de un te quiero o alguna muestra de cariño.
No tengo un corazón terco, es más, es muy abierto y a la primer palabra bonita se confunde y puedo decir que se enamora también y es fiel protector de aquellas almas que si bien causaron heridas, todavía ocupan su lugar en el (esperando a ser desterrados).
Heridas, lastimaduras, marquitas, raspones... todos generan cicatrices, y así esta mi corazón... que así y todo es fuerte... muy fuerte...
Lágrimas y mas lágrimas el pobre, lloro mucho tiempo, y por diversas situaciones. Hasta que encontré a otro igual, que tan solo con un gracias y con decirme, hace ya 30 años, gracias, te quiero, me enamoro y hasta el día de hoy seguimos juntos.
Es como dicen, cuando uno se quema con leche ve una vaca y llora... con los "bobos" es igual, después de tantas cicatrices, cuando alguien le hace una caricia a un corazón este, igualmente llora.
Doltó, psicóloga francesa, emparenta la adolescencia con la historia de las bogavantes.
ResponderEliminarEstos bichitos marinos pierden el caparazon y suelen esconderse mientras les crece otro como forma de protección, ya que sin caparazón son débiles y expuestas a cualquier peligro.
Pero si dentro ese proceso sufren alguna herida esa cicatriz es imborrable aunque desarrolle una nueva defensa, las marcas quedan.
Saludos y tirema alguna data del ciclón.